Varias son las semanas en las que los medios de comunicación se hacen eco del florecimiento del cerezo y de la explosión visual que produce en el conocido Valle del Jerte.
Gracias a este bombardeo de noticias, ha venido a mi mente una historia del libro que ahora estoy leyendo, El viaje íntimo de la locura del cantante de Extremoduro Roberto Iniesta. Es la historia de un cerezo que está en el jardín del protagonista. Esta aparece fragmentada a lo largo del libro como pequeñas piezas de puzzle que cuando las unes queda un cuadro perfecto digno de ser contemplado por todos.
El texto que muestro a continuación es el particular puzzle de la historia del cerezo que una amiga compartió conmigo y que hizo que me decidiera a leer el libro.
Espero que os guste...
"En
el jardín hay un cerezo dormido, pero parece muerto. Este otoño comenzó a
sentirse apático, y la dejadez se apoderó de su espíritu. La vida, cansada de
verle abúlico y desastrado, decidió que lo mejor sería que se tomaran un tiempo
para reflexionar sobre su relación, y se marchó de vacaciones, dejándole en un
estado de abatimiento que hizo que se fuera consumiendo poco a poco hasta que
acabó por convertirse en lo que es ahora: el aletargado esqueleto de un cerezo;
una osamenta de madera clavada al suelo, que sólo espera que regrese la vida.
El
cerezo se ha despertado. Ya había renunciado a todo; se sentía demasiado viejo
para nada y se había preparado para el final. Se había resignado a no volverla
a ver, pero abrió los ojos y allí estaba ella: la vida; caprichosa, sin dar
explicaciones, como ella siempre ha sido. Se ha presentado con más ganas que
nunca, y el reencuentro ha sido el más apasionado y exuberante que hayan tenido
jamás. El cerezo entero es una fiesta de flores blancas. Don Severino, a pesar
de haber salido todos los días para hacer sus mediciones, no ha visto las
flores. Sabe que están. Ocurre cada primavera."

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